Soldados sin Parque

*Soldados sin Parque
*De “Rambos” y Elites
*Generales bajo Lupa

Por: Rafael Loret de Mola

La efeméride obliga a la reflexión y el análisis. Cuando Pedro María Anaya, general hidalguense y presidente provisional de la República en uno de tantos lapsos descubiertos por al antihéroe por antonomasia, Antonio López de Santa Anna, tras perder el bastión de Churubusco ante la desbordada e inmoral invasión estadounidense, encaró al sujeto que mandaba a las tropas de ocupación respondiendo a su pregunta sobre donde tenía guardadas las armas y municiones y le respondió, altivo:

–Si yo tuviera parque usted no estaría aquí.

Quizá, si viviera, el gran héroe de Huichapan, allá en donde los lugareños le han levantando un monumento por puro orgullo, tendría que repetir similar sentencia ante el agobio incesante de los sicarios del crimen organizado, mejor pertrechados –como antes los “gringos”, derivación de la frase “greens go home” o “verdes, por que de este color eran sus uniformes, váyanse a su casa”-, que les obligan a replegarse o ser cooptados, debajo del agua, por las propias mafias. Las cicatrices llegan muy arriba en la jerarquía militar y todos lo saben. Espero que también esté enterado el señor peña nieto, tan caracterizado por enterarse de segunda mano de los acontecimientos trascendentes en el país mientras cuida su vestir y andar y el de su útil consorte quien, como actriz que es, sabe muy bien como manejarse en cuestiones de histrionismo político. En Cuba y al conmemorar “el día de la lealtad” fue evidente que rompió la severidad de los protocolos para dar una imagen más fresca.

Por supuesto, cada mandatario exprime palabras, como si se tratara de naranjas, para volcar elogios hacia las fuerzas armadas que se juegan la vida protegiendo a la soberanía nacional. Este es el punto central; sin embargo, los soldados están muy alejados de algunas de sus jerarquías y, por ausencia de entrenamientos que los dinamicen, también caen en excesos intolerables –digamos como los curas pederastas-, muy rara vez castigados como ocurrió con los incidentes de Castaños, en Coahuila, cuando un batallón violó y humilló a una suripantas, considerando a esta condición un motivo para poseerlas en contra de sus voluntades y de los más elementales derechos humanos. Y fue el general secretario, entonces Gerardo Clemente Ricardo Vega García –el hombre de los diez nombres de pila-, quien, fuera de sí, reclamó respeto para no ensuciar a las instituciones, como El Vaticano procede para encubrir a los criminales con sotanas.

Cuando se reclaman privilegios de impunidad, sin importar las instituciones o si son o no religiosas o armadas, se está al pie del abismo al coartarse el estado de derecho y exaltarse los abusos como manera de tranzar lealtades o creencias. La fe, desde luego, es otra cosa y esa la señala la conciencia sin ningún tipo de intermediarios aun cuando existan santos varones y santas mártires que se elevan del plano humano precisamente para redimirnos. Pero, no así quienes se escudan en sus grados y apostolados para abusar, denigrar y afrentar a la sociedad a la que debieran servir.

Me parece inmoral, en fin, y hay que decirlo de frente, que las tropas “oficiales” inventen mil cuentos para justificar que han convertido a los grupos comunitarios, armados como consecuencia del abandono y la rapiña de las multinacionales del crimen, en una suerte de “escudos humanos”, a la vanguardia de sus operativos, como antes lo hiciera, en la “Guerra de Secesión” norteamericana, el general Robert Shaw y su batallón de hombres negros para que fueran éstos quienes cayeran primero. ¿No es un símil atroz? Sin duda, pero perfectamente fundado ante la manipulación mediática sobre acercamientos y alejamientos del ejército, la armada y los agentes federales respecto a los llamados “autodefensas”, algunos de ellos tan cooptados como el “valiente” Juan Manuel Mireles, exitoso en sus presentaciones por televisión, y ahora refugiado ante el acoso de sus propios partisanos; pero otros, siguen en lo suyo: la defensa de su integridad y la de sus familias en ausencia de gobierno, en pleno vacío de poder.

Esto es, sin duda, lo más grave en cuanto a la paulatina descomposición de los mandos castrenses de alto y medio niveles, entre ellos quienes propician y alientan el “mercado negro” de armas, la mayor parte de ellas de contrabando con la complicidad de Jaime Camil Garza –el gran socio de cada presidente en turno-, con las que luego son combatidos… con bajas entre las tropas de bajo nivel a las que se ofrece, sólo de palabra, la seguridad para sus familias. En 1986 escuché al entonces titular del Ejecutivo, miguel de la madrid, durante una gigantesca hoguera de cocaína –había que tapar otros informes-, que los uniformados caídos serían honrados dotándoles de casa propia a sus deudos; no fue así salvo por la encendida demagogia de la clase política.

¿Y qué decir de quienes fueron a combatir, en enero de 1994, el levantamiento neozapatista luego de la toma de San Cristóbal de las Casas –tan anunciada que el lugar estaba repleto de corresponsales extranjeros-, sin preparación alguna para el combate y con el terror reflejado en sus rostros, esto es tratando de salvar, como pudieran, el pellejo, en los tiroteos dominados por indígenas, muertos ya en vida, dotados por el armamento de contrabando? Tengo testimonios fehacientes de ello: por esta razón, y no otra, el manipulador carlos salinas -cuyas mentiras ahora son motivos de reportajes en torno al Tratado de Libre Comercio de América del Norte-, decretó el cese al fuego de manera unilateral pretendiéndose pacifista –nunca lo fue-, en el inicio del año de la barbarie que culminó con dos magnicidios y el error de diciembre que depauperó a quienes viven de sus empeños cotidianos, no a los grandes empresarios-cómplices.

La historia, al final, pone a cada quien en el sitio que, de verdad, merece. Y salinas jamás podrá aspirar a la redención.
Debate

Es evidente que, a partir del desmantelamiento del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas (INCD), de existencia incidental, y la captura del general Jesús Gutiérrez Rebollo, fallecido en el hospital militar el 19 de diciembre de 2013 precisamente en el mismo piso en donde fue atendido, en julio anterior, el señor peña nieto, los “rambos mexicanos” –así llamados por el mílite- se esparcieron por doquier. Se trataba de un grupo de elite, preparado en el Pentágono en Washington, cuyos honorarios eran cubiertos por el organismo mencionado pero sin que el jefe del mismo les viera jamás la cara. Así me lo reveló el defenestrado general el 22 de marzo de 2002.

Es un hecho incontrovertible, que no ha podido ocultarse, que en cada escuadrón criminal, sea de secuestradores o narcotraficantes, encontramos a un militar supuestamente retirado pero con enorme capacidad de fuego. Podría decirse que México es el único país del orbe cuyo gobierno alimenta a los subversivos y luego simula combatirlos con nexos soterrados con ellos. Recuérdese que el célebre “subcomandante Marcos” reconoció, en los inicios del EZLN, que parte de sus financiamientos partían de la desaparecida empresa de transporte metropolitano, Ruta 100, creada por el entonces regente Manuel Camacho Solís y quien se encargaba de hacer los pagos era, nada menos, el colaborador más cercano de éste, Manuel Aguilera Gómez, quien permanece en el PRI acaso para no perder los hilos conductores aunque su antiguo patrón fundara, primero, el Partido de Centro Democrático, de fugaz registro, y luego se transformara en pilar del PRD al servicio, como consejero, de Andrés Manuel López Obrador.

Tampoco deben olvidarse dos hechos oscuros en la era salinista:

1.- La anfitriona de salinas, en Los Pinos, al conocido guatemalteco Gaspar Illom –tal su nombre de combate en homenaje a uno de los personajes de “El Hombre de Maíz”-, hijo del autor de la obra citada, el Nóbel Miguel Ángel Asturias y uno de los principales jefes guerrilleros de su país. La “visita” ocurrió, precisamente, seis meses antes del levantamiento en Chiapas por lo cual es imposible no razonar sobre los vínculos del mismo con el EZLN.

2.- Un prominente miembro de la familia salinas, precisamente raúl –el “hermano incómodo”- realizó supuestas tareas de campo en donde, precisamente, se inició la primera célula del neozapatismo; para el efecto fue acompañado, entre otros, por César Augusto Santiago, quien fracasaría en su intento de retomar el poder presidencial con Roberto Madrazo Pintado en 2006, y siempre a las órdenes de la institucionalidad priísta. Ninguno de los dos ha expresado opinión alguna por la sospechosa “coincidencia” que, además, fue paralela a los años en los que se formaba el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

¿No es esto suficiente para iniciar una severa indagatoria al respecto, demostrando así que no hay intocables como dice el señor peña, hasta desmenuzar las verdaderas intenciones de este grupo caracterizado por su honda perversidad política y su amoralidad superlativa?¿O nos olvidamos de todo ello, bajo los efectos de la anestesia que causa la amnesia colectiva, para bien de los supervivientes de aquellos equipos vergonzosos? Hay varios a la vista: emilio gamboa, Manlio Fabio Beltrones y hasta manuel bartlett convertido en pilar de los morenistas con un pie en el Partido del Trabajo. Vaya secuela de infamias.

Me pregunto hasta cuándo se vejará la inteligencia de los mexicanos con este tipo de simulaciones arcaicas.

La Anécdota

Durante el régimen de zedillo –1994-2000-, fungió como procurador fiscal de la federación, Ismael Gómez Gordillo –sin parentesco con “la maestra” confinada-. Durante una entrevista –“Los Escándalos”, 1999-, aceptó las funciones de la llamada Unidad de Inteligencia Financiera creada, a instancias de la comunidad internacional, desde 1977 pero con escasas coberturas.

Fue en esta unidad en la que, un día, saltó la verdad:

–Varios generales, entre ellos el secretario de la Defensa, Enrique Cervantes Aguirre, fueron identificados como grandes “lavadores” de dinero sucio –me confió una fuente cercana que no ha sido desmentida a través de quince años-.

Y como el señalado, quien está por cumplir los ochenta años, hay otros, muchos más. ¿Qué se espera para sanear a los mandos castrenses como se hizo, dijeron, con los policíacos?

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